lunes, 24 de noviembre de 2014

HIPERPLASIA BENIGNA DE LA PROSTATA

La Próstata

La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino. La próstata normal tiene un volumen de 20 cc³, que equivale a un peso de 20 gramos. Está situada debajo de la vejiga, adelante del recto y rodea partes de la uretra (el conducto por el que sale la orina de la vejiga). Su función es aportar parte del líquido del semen.



Hiperplasia Prostática Benigna (HPB)

A partir de los 40 años de edad, la próstata empieza a crecer siguiendo un proceso natural de envejecimiento. En algunos hombres, este aumento de volumen provoca problemas para orinar. Los médicos llaman a este proceso hiperplasia prostática benigna (HPB), no cancerosa. No todos los hombres con una próstata grande llegan a tener síntomas urinarios. Pero si la próstata empieza a crecer considerablemente, presiona la uretra y por lo tanto la hace más estrecha. Esto provoca los típicos problemas para orinar.

Los principales factores de riesgo para desarrollar Hiperplasia Prostática Benigna son:

Obesidad
Falta de ejercicio
Disfunción Eréctil
Aumento en la edad (envejecimiento)
Historia Familiar de Hiperplasia Prostática Benigna

Actualmente, muchos hombres sufren los síntomas de la hiperplasia prostática benigna y el número de casos aumenta con la edad. Cerca del 30 % de los hombres de más de 50 años, del 40 % de los de más de 60 y hasta el 50 % de los de más de 70, sufren de los efectos de una próstata aumentada de tamaño.

Los Síntomas

La Hiperplasia Prostática Benigna se manifiesta con diversidad de síntomas, diferentes de un paciente a otro. El estrechamiento de la uretra provoca diversos problemas para orinar, como:
Tener que orinar frecuentemente (menos de dos horas entre cada vez)
Levantarse por las noches a orinar
Dificultad para comenzar a orinar
Goteo al terminar de orinar
Flujo urinario débil
Sensación de no vaciar totalmente la vejiga después de orinar
No poder aguantar las ganas de orinar, a veces con incontinencia
Hacer esfuerzo para poder orinar

A veces estos síntomas pueden afectar la calidad de vida hasta tal punto que los afectados llegan a cambiar sus rutinas diarias en función de estos síntomas, reducen el consumo de líquidos o solamente tratan de estar en lugares donde haya un acceso fácil a sanitarios. Cuando se alcanza este punto, es necesario aplicar un tratamiento efectivo. Si no se trata pueden tener complicaciones, como infecciones del tracto urinario, retención de orina con imposibilidad total para orinar o incluso insuficiencia renal.

El Diagnóstico

El paciente debe de consultar al médico en caso de presentar los síntomas urinarios anteriormente descritos, si orina con sangre, orina con dolor o no puede orinar.

El diagnóstico es realizado luego de la evaluación médica por un especialista urólogo, quien elabora una historia médica que incluye un cuestionario sobre la severidad de los síntomas y el impacto de estos en la calidad de vida del paciente, realiza un examen físico y solicita los estudios de laboratorio necesarios de acuerdo a la evaluación que incluyen: 

Examen de orina
Antígeno prostático específico en sangre
Ultrasonido vesical y prostático
Uroflujometria (que mide la velocidad del flujo urinario para evaluar el grado de obstrucción).

El Tratamiento

El tratamiento de la Hiperplasia Prostática Benigna va dirigido a reducir los síntomas de los pacientes y mejorar su calidad de vida. Los síntomas leves se tratan con medidas conservadoras como cambio de medicamentos y hábitos de toma de líquidos. 

Los síntomas moderados se pueden tratar con medicamentos como los alfa-bloqueadores, que relajan el músculo liso de la próstata y la vejiga, mejorando el flujo de orina. Estos medicamentos no reducen el tamaño de la próstata.

Otros medicamentos usados son los inhibidores de la 5-alfa reductasa, que si tienen efecto sobre el tamaño de la próstata, pero este se presenta luego de tomarlos por varios meses o años, por lo que deben tomarse de forma indefinida. Además solo funcionan en próstatas con un peso mayor a 40 gramos.

En los casos que los medicamentos no son efectivos, no se toleran bien, o aparecen complicaciones graves, es necesario recurrir a la cirugía. Al final tres de cada diez hombres con Hiperplasia Prostática Benigna tienen en algún momento que ser sometidos a una intervención quirúrgica.

La cirugía constituye la opción de tratamiento más eficaz, porque elimina directamente la causa del problema. Se elimina el tejido que ha crecido, lo que elimina la presión y obstrucción de la uretra. Hoy en día, se puede escoger entre diversas opciones de cirugía de invasión mínima, seguras y eficaces, con las que se elimina el tejido prostático a través del pene y la uretra (Cirugía Endoscópica Transuretral).

El procedimiento convencional es la denominada Resección Transuretral de la Próstata (RTUP). Esta se realiza bajo anestesia raquídea o general. El urólogo llega hasta la próstata insertando un delgado instrumento tubular (un resectoscopio) por la uretra. Una fuente de luz y una cámara incorporadas al tubo permiten que el urólogo vea una imagen ampliada del campo quirúrgico. Se introduce un electrodo en forma de asa ubicado en la punta del resectoscopio por el tejido prostático y se van recortando trocitos de tejido que obstruyen el paso, lo que alivia eficazmente los síntomas.

TURis Vaporización con Plasma

La vaporización TURis con campo de plasma es una opción quirúrgica completamente nueva que ya está a disposición de esta clínica para tratar la hiperplasia prostática benigna. Es una mejora en la técnica de la RTUP con la que se extirpa el tejido prostático con más seguridad e incluso menos agresividad.
Al contrario que la resección transuretral convencional de la próstata (RTUP), este nuevo procedimiento en lugar de cortar el tejido, lo vaporiza aplicando energía con un pequeño electrodo en forma semiesférica.
Mediante esta tecnología se crea un campo de plasma que recubre el electrodo semiesférico, lo que permite aplicar la energía concentrada sobre el tejido, vaporizándolo. El urólogo puede eliminar las células con seguridad y suavidad, simplemente deslizando el electrodo sobre el tejido prostático. La vaporización con plasma no lesiona ni irrita el tejido sano. Eso permite reducir complicaciones tras la intervención. La vaporización con plasma no solo vaporiza el tejido, sino que también coagula la superficie (es decir, la sella con calor) dejando una superficie de tejido lisa. Desde el primer momento se pueden evitar las hemorragias durante y después de la intervención, además de estimular una cicatrización rápida y efectiva de la herida.

La vaporización con plasma constituye un procedimiento novedoso que proporciona al paciente el máximo grado de seguridad en cirugía de la próstata, a la vez que es tan efectivo como la opción de la resección transuretral de la próstata estándar, es decir que el resultado es muy bueno con menor riesgo y menos complicaciones que otras técnicas quirúrgicas.

Rápida recuperación tras la Vaporización con Plasma

El alto grado de seguridad durante el procedimiento tiene su impacto sobre el período de recuperación tras la intervención. Como la vaporización con plasma provoca lesiones tan mínimas, la sonda que se coloca en la uretra de forma rutinaria tras una operación de próstata puede retirarse normalmente a las 24 horas. Sin embargo, con otros métodos de cirugía la sonda suele dejarse por varios días. El proceso de cicatrización se acelera gracias a la poca agresividad del método; y  el funcionamiento correcto del tracto urinario se recupera poco después de la intervención. Muy a menudo, el paciente puede abandonar el hospital al día siguiente de la intervención y volver a su vida cotidiana pronto.